Entre el Congreso y las posteos en redes, la semana de furia de Javier Milei

El Presidente llega a los dos meses de su mandato con tres características inéditas: generó el mayor ajuste de la historia en tan poco tiempo, desplegó una catarata de violencias simbólicas que cada vez preocupa más y debió ser ratificado por un funcionario con una inquietante frase: «está en capacidad de gestión».

La derrota de la Ley Bases, que había sido aprobada en general en Diputados y luego devuelta a comisión, es el reflejo de las contradicciones dentro del bloque de poder. El Congreso, ese al que Javier Milei le dio la espalda en su discurso inaugural el 10 de diciembre, muestra una división entre el La Libertad Avanza y el PRO por un lado, y el resto de los bloques no oficialistas colaboradores por el otro (Unión Cívica Radical, Hacemos, Innovar, etc.).

Este eje, al que hay sumarle el DNU/70 que sigue vigente, es el verdadero programa de gobierno de Milei, anunciado de algún modo en campaña, con la contundencia de la no pregunta y el titubeo en las pocas oportunidades en que su teoría fue medianamente contrastada, como por ejemplo en los debates presidenciales.

A los de LLA no pareció haberles importado la baja performance del entonces candidato. Con eso y con la inercia pendular de la bronca del cambio, le alcanzó para ganar en el ballotage. Gobernar es otra cosa y a esta altura no debe haber persona del promedio que no lo advierta.

La audacia (o inconsciencia personal), de Milei lo lleva a jugar al límites en términos de constitucionalidad y pese a que los decretos son una herramienta legal, la actual canciller Diana Mondino lo había advertido en la campaña, cuando dijo que apelarían a ese mecanismo ante la ausencia de buenos números en el tablero legislativo.

En ese marco hay que recordar que el DNU está vigente y, por el reclamo de La Rioja, está en manos de la Corte Suprema de Justicia por tratarse de su competencia originaria. Es la misma Corte (ahora sin Elena Highton de Nolasco), que en el gobierno de Mauricio Macri volvió atrás los brutales tarifazos.

Se dijo de movida, esto se juega en tres escenarios públicos. La calle, el Congreso y los Tribunales.

Al mismo tiempo hay que sumar un cuarto, menos visible y que no es votado por nadie, la disputa entre los bloques de poder económicos, que no están de acuerdo en todo con esta situación. Decíamos días atrás que la eterna batalla entre dolarizadores y devaluadores sigue vigente, con la mayoría de la población viviendo mal y cada vez peor con pesos, pocos y cada vez menos.

Muchas corporaciones, ni hablar las pequeñas y medianas empresas, tienen el corazón de su negocio en el mercado interno y la memoria está fresca. Es de manual que la combinación de desregulación, apertura total de la economía, retiro del Estado de los mecanismos compensatorios, inflación generalizada y caída de los ingresos reales llevan a escenarios de catástrofe.

La relación con las provincias y el reacomodamiento de alianzas

El martes al caerse la Ley Bases, se supo rápidamente que la respuesta iba a ser contundente de parte del Gobierno. Pero que el ruido no tape lo central: los posteos violentos contra diputados y gobernadores, amenazantes y antidemocráticos por parte de Milei no son solamente una venganza.

Son el lado trágicamente caricaturesco del plan de ajuste. El retiro de fondos de la Coparticipación, caída del 98% de las transferencias no automáticas o discrecionales en el mes de enero y el anuncio de la baja del Fondo Compensador del Transporte en las provincias, eran parte del plan y no la respuesta al atisbo de racionalidad legislativa y constitucional de los diputados, muchos de los cuáles habían votado en general la ley el viernes 2 y en contra lo particular el martes 6.

El cuarto intermedio de la negociación que no fue, para un Gobierno que se cansó de decir que «no negociaba».

La debilidad política de Milei queda patentada en esa jornada, lo que también habilitó a la avanzada de Macri para hacerse de un Gobierno con una fuerza que en octubre salió tercera en las generales. A esta altura Juntos por el Cambio es menos que un sello de goma y todo caso subsistirá para Wikipedia. Salvo que desde el radicalismo que lleva las banderas de Alem y de Mauricio, sigan aceptando ser partenaires de la extrema derecha. Un proceso que se está escribiendo, al tono de la época, con la velocidad que salen los posteos desde el celular de Milei.

La hoja de ruta de la confrontación se cerró sobre el filo del fin de semana con el despido de Osvaldo Giordano, titular de la ANSES, cercano al exgobernador de Córdoba Juan Schiaretti. También con la salida de Flavia Royón de la secretaría de Minería, cercana al gobernador de Salta Gustavo Sáenz y anterior secretaria de Energía. A esos nombres se le suma la confirmación de la renuncia de Guillermo Ferrraro al cargo de ministro de Infraestructura, que desde hace dos semanas estaba perdido en el limbo del desconcierto, sin que nadie sepa exactamente porqué estaba sin estar.

Para desmentir la definición de «casta» con la que insiste Milei, que incluye acusaciones sobre la falta de colaboración hay un dato que no debe pasar desapercibido. De los cinco candidatos presidenciales que compitieron en las generales, cuatro forman parte de algún modo de este gobierno:

-Javier Milei, desde luego.
-Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad, que también puso a su compañero de formula Luis Petri como ministro de Defensa.
-Juan Schiaretti, que además del mencionado Giordano en ANSES, «colocó» a Franco Mogetta en Trasnporte y a Daniel Tillard en el Banco Nación.
-Sergio Massa, que le legó a su vencedor en el ballotage a la despedida Flavia Royón, al titular del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y a Daniel Scioli, que se quedó como embajador y pegó la vuelta para ser secretario de Turismo, Deportes y Ambiente, con su clásica «fe y esperanza». Scioli oficialista, no importa cuando se escriba esto. Y no son los únicos funcionarios.
-Miryam Bregman no puso a ningún funcionario aunque, permítase la disgresión humorística, de existir una secretaría de Apuntes, acaso se la hubiesen ofrecido a algún referente del FIT.

Lo próximo parece ser la ampliación del desembarco de Mauricio Macri, de modo indirecto, en el gobierno de Milei. El acuerdo, que viene del apoyo que Juntos por el Cambio le dio para el ballotage, ahora tendía forma de co-gobierno, con algún efecto al interior del PRO, al que todavía algunos lo describen como la pelea entre «halcones y palomas».

Bonus al pie

La semana de Javier Milei transcurrió a miles de kilómetros de la Casa Rosada. La gira que lo llevó a Israel, con escala en Roma, comenzó el lunes 5 y culminará el martes 13. Pero a pesar de la extensión, llamativamente es una gira con poca actividad. La agenda incluyó un encuentro con el presidente de Israel y su primer ministro, Isaac Herzog, que tiene un papel testimonial y Benjamín Netanyahu, el verdadero hombre fuerte de ese país, en guerra desde el 7 de octubre tras el ataque de Hamas, lanzado desde la sitiada Franja de Gaza.
En ese marco, que incluyó dos visitas al Muro de los Lamentos, una pasada por un kibutz atacado, un encuentro con familiares de personas secuestradas a quienes les expresó todo su «apoyo y respaldo». Por otra parte se dio la firma de un convenio con la hasta ahora desconocida fundación «Israel Latin American Network» (ILAN).

Acaso la agenda más compleja haya quedado a cargo de la canciller Mondino, quien mantuvo reuniones con representantes de empresas del sector tecnológico, energético y de manejos de los recursos hídricos, donde Israel tiene claros intereses en nuestro país.

Para Italia, final de la gira, queda el primer encuentro con el Papa Francisco. Milei y su comitiva llegarán el domingo temprano a la Capilla Papal de la Basílica de San Pedro, para participar de la Ceremonia de Canonización de María Antonia de Paz y Figueroa “Mama Antula”, la primera Santa argentina.

El lunes 12 mantendrá una audiencia con Su Santidad, se reunirá con el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella y luego con la presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni.

Todo eso en el marco de una situación económica cada vez más difícil que se extenderá durante varios meses y con consecuencias imprevisibles. Con la sociedad asistiendo al festival de la impudicia de los poderosos, alejados cada vez más de los padecimientos colectivos. El costo de los alimentos y del transporte, las tarifas de los servicios públicos, la canasta escolar que se viene, en definitiva, el deterioro general de las condiciones de la vida, no son una cuestión de la casta.

Facebook
Facebook
LinkedIn
Instagram
YouTube
YouTube
RSS
Google+
Email

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *